Saturday, April 10, 2010

el olvido

Me he vuelto adicta al dolor que me supones. Me duele despertar y no verte, casi tanto como me dolía deambular por entre los crujidos de la madera que se compadecen de tu sufrimiento. Me duele pensarte durmiendo entre las sabanas húmedas y pensar que ya nunca mi insomnio velara tus pesadillas. Siento retorcijones en el pecho donde el corazón arrítmico te llama y se siente solo porque tu pulso ya no lo acompaña- y me duelen en fin, tus manos, enemigas desconocidas, de las que jamás registre un recuerdo claro y que para siempre, entonces, estarán perdidas.

1 comment:

Anonymous said...

mmmmm