Tuesday, January 26, 2010

Definiciones

Y todo había sido maravilloso, el sosiego de un cuerpo que encuentra en sí mismo lo necesario para subsistir en el desfile de la prosopopeya diaria. El universo afuera; replegadas, adentro, todas juntas, aquellas fuerzas que hacen del sujeto una voluntad capaz de enfrentarle. Aquí donde la humanidad alcanza su expresión brillante, allá donde las fuerzas inhóspitas se confabulan. Los pasos serenos, rozaban el suelo sin delicadeza, de allá para acá. Al frente unos ojos, la perturbación.

Taladra, taladra, taladra. Es un pequeño y metódico proceso. Estar y no estar, sonreír sin los dientes, hablar pero no decir. Aparecer para desparecer y ahí mismo, volver. Un juego maniático que aprieta los botones. Esos colocados bajo el manto de una razón que sofistica los instintos, el instinto. El único, el primordial. Ahí en frente todo el juego de cartas, estrategias, pensamientos, ideas y palabras cobra un sentido, uno solo. Lo demás, lo que aparentaba importancia, se cubre con la sabana de las casas donde no hay luz.

Todo gira, y se concentra. Un nódulo. De pronto el hoyo, en el medio del pecho. Como agua contenida, la energía se desfoga por entre el orificio con agilidad. Puedo sentirla saliendo, escapándose, vaciándome. Y las manos, en un intento ridículo, casi simbólico, buscan las formas de la lesión, ahogadas respiran el agua que enloquecida inunda.

Y luego el aquí, el allá, el tal vez y el condicional infinito que no responde… la circularidad del mundo como una verdad invasiva. La loca pregunta, la pregunta que avanza, que se contesta para preguntarse. El adalid, el estandarte, ahí en la procesión que se lleva todo, todos y cada uno de pensamientos hacia un precipicio inútil.
El flautista de Hamelin, eso eres amor.

Sunday, January 24, 2010

La montaña

Los días pasan sin que sepamos dónde, cuándo,
y el silencio que al no decir dice
Y es tan triste su palabra

Me gustaba más esa sonora
mucho mas difusa…
esa que en mis oídos tenía
interpretaciones

Esta es incuestionable

Clarísima.

Saturday, January 23, 2010

Chao, mano

Si pudiera llorar, lloraría. Pero es un dolor tan corriente, tan cliché y qué decir, tengo una fiesta. Me quedaría los ojos cuajados de dolor, rojizos como esta sangre.

Serán, sí, otra vez las última líneas, estas. Y las miro y presiento una tristeza que quisiera derramar, dejar volcada con curvas sobre el papel, pero estoy alegre. Una felicidad parecida a la nostalgia ¿qué otra cosa puedo sentir? ¿Cómo podría sufrir por una situación inalterada? No tuve y no tengo. Eso es todo.

¿qué puede hacerme falta?

Siento como que me hubieran robado
Esa sensación terrible de que lo propio ha sido profanado por manos maliciosas. Pero no logro precisar que pude haber perdido. Nada. Todo en mi esta completo. Los órganos, la piel, la cara. Mis ideas confusas y desordenadas, confieso haberlas dejado así ya antes. Nada falta, nada. Todo sigue en el orden del que el tiempo dota a las cosas. Pero ha habido un robo. Lo sé.

No podría describirte lo perdido, es apenas visible, vago, obnubilado por el color blancuzco de la leche. Ojala pudiera encontrarlo, ojala supiera qué he perdido. Ojala, ojala, ojala.

Pero créeme algo infinitamente delicioso se ha ido.

Esta felicidad de dos filos me corta con sus cuchillas dulces.
La lengua no puede sino seguir los hijos metálicos y saborearse a si misma.

Esta mi sangre, toda mía.
Tan mía.