Thursday, March 11, 2010

Mis razones

Entre tu y yo hubo un precipicio. Una pendiente infinita que siempre me pareció fácil de saltar. La distancia no parecía demasiado amplia a pesar de la profundidad. Pero entonces empezaron a llover las enormes piedras. El abismo se fue llenando y el muro empezó a crecer. Decidí cruzarlo, de prisa, y las rocas firmes de bordes irregulares y sólidos cayeron sobre mis manos. Mi sangre todavia ayuda a construir el muro. ¿Qué si quiero? me preguntas y sólo me queda el recuerdo de que, tal vez, ayer u otro día una roca despedazó mi corazón.
Ya no estoy segura.

1 comment:

Anonymous said...

Miserable que hiso