Saturday, January 23, 2010

Chao, mano

Si pudiera llorar, lloraría. Pero es un dolor tan corriente, tan cliché y qué decir, tengo una fiesta. Me quedaría los ojos cuajados de dolor, rojizos como esta sangre.

Serán, sí, otra vez las última líneas, estas. Y las miro y presiento una tristeza que quisiera derramar, dejar volcada con curvas sobre el papel, pero estoy alegre. Una felicidad parecida a la nostalgia ¿qué otra cosa puedo sentir? ¿Cómo podría sufrir por una situación inalterada? No tuve y no tengo. Eso es todo.

¿qué puede hacerme falta?

Siento como que me hubieran robado
Esa sensación terrible de que lo propio ha sido profanado por manos maliciosas. Pero no logro precisar que pude haber perdido. Nada. Todo en mi esta completo. Los órganos, la piel, la cara. Mis ideas confusas y desordenadas, confieso haberlas dejado así ya antes. Nada falta, nada. Todo sigue en el orden del que el tiempo dota a las cosas. Pero ha habido un robo. Lo sé.

No podría describirte lo perdido, es apenas visible, vago, obnubilado por el color blancuzco de la leche. Ojala pudiera encontrarlo, ojala supiera qué he perdido. Ojala, ojala, ojala.

Pero créeme algo infinitamente delicioso se ha ido.

Esta felicidad de dos filos me corta con sus cuchillas dulces.
La lengua no puede sino seguir los hijos metálicos y saborearse a si misma.

Esta mi sangre, toda mía.
Tan mía.

1 comment:

Anonymous said...

Nada se ha ido.... te quiero. No te olvides de eso.

Nada se ha ido.
Esa belleza enclenque uno siempre la encuentra mirando hacia otra parte. Aunque a veces pareciera un extrano sentimiento que dura tres segundos o 5 meses... siempre uno la encuentra y despues se da cuenta que no cambio nada.